jueves, 14 de octubre de 2010

ENVIDIA Y AMOR


Después de pelear en una guerra en Cipria al norte de Italia, Don Carlos Del Monte y Casas rey de Itarra regresa a su reino junto a su Ejército y su hermanastro: Don Juan quien es fruto de un desliz de su padre y que él acogió como si fuera hermano legitimo, sin discriminarlo.

Llegando al castillo son recibidos por el padrino del rey - Don Tiburcio, quien tiene una hija y sobrina las cuales son las más bellas del reino. El mejor amigo del rey el conde Claudio fija sus ojos sobre la bella hija del padrino del rey. Sonia que a sus 20 años tiene una belleza que hasta la misma luna envidiaría.

En la noche hay un baile de mascaras con motivo de celebrar el regreso de los héroes del reino, todos los que allí se encontraban bailaban, reían y bebían sin cesar, salvo el hermano del rey que con su amargura no gozaba de esa festividad. Su lacayo Pichinche le informa que el mejor amigo del rey esta perdidamente enamorado de la bella Sonia, pero que el rey se quiere casar con ella, así que deciden hacerle una maldad: Esa misma noche con mascaras se reúnen en la fiesta para acercarse a Claudio y Don Juan. Con voz chillona Don Juan le dice al oído “no desees a esa mujer, pues el rey le pedirá matrimonio esta noche”, Claudio con desilusión decide irse de la fiesta pero Sonia lo sigue hasta las puertas del gran salón y lo trae de vuelta. El rey Don Carlos y Don Tiburcio hablan con él sobre la razón de su partida de la fiesta, pero Claudio no contesto, así que la bella prima de Sonia-Cecilia lo jalo del brazo y lo acerco a Sonia y le dijo que se alegrara, pues el rey pidió su bendición a Tiburcio para que el conde Claudio se casara con ella, Claudio quien no lo podía creer; abrazó con fuerza a Sonia y la beso con tal pasión que en el reino todo se detuvo en el instante en que estos labios se unieron en aquel acto tan hermoso.

Con el paso del tiempo y con el libre fluir del amor existente entre estas dos personas deciden comenzar los preparativos de la boda, pero la noche antes del matrimonio Don Juan con la envidia que siente y que hasta se refleja en sus ojos, decide que a toda costa va impedir el matrimonio. Pichinche que posee un alma negra, casi como la misma noche, planea una triquiñuela para separarlos. Él, habla con una de las sirvientas del reino para que pasaran la noche juntos, Don Juan sin pensarlo se dispuso a buscar a Claudio y al rey quienes se encontraban hablando y bebiendo en el gran comedor: Don Juan, llega y le dice a ellos que sería un error que Claudio se casara con Sonia pues no era tan pura como decían. El rey y Claudio se miraron y Don Juan les replico que si no le creían lo siguieran al patio, los tres hombres salieron corriendo y cuando llegaron al patio divisaron una ventana donde salía Pichinche besándose con una mujer, Claudio con ira se fue corriendo y don Juan aconseja a su hermano que en el momento de la ceremonia la descubrieran para que toda la corte supiera quién es la verdadera Sonia.

Finalmente el gran día ha llegado, Es hora del matrimonio. Todo es fiesta y alegría; en el patio están todos. Sonia con un hermoso vestido de novia espera a Claudio quien llega con el rey y grita a viva voz que no habrá matrimonio , pues es una adultera. En ese gran patio se siente una enorme confusión. Tiburcio le pide que retire esa mentira, pero el rey en ese instante dice que no tiene derecho a hablar de esa forma, pues muy poco sabe de su hija. Nadie lo podía creer. El rey al sentir la presión del momento y la confusión de la corte- les pidió que se fueran y a Tiburcio de buena manera le pidió que se fuera del castillo, pues su hija no era digna de estar en la corte.

En la noche, caminaba por uno de los pasillos solitarios del castillo, cuando escucho ruidos en una habitación y se dio cuenta de que Don Juan estaba celebrando con su lacayo y repitiendo a viva voz que ellos eran los artífices de la trampa y que había funcionado a las mil maravillas. Su reacción fue correr hasta donde su tío y le contó lo sucedido. Tiburcio que era un hombre muy sabio pensó que a pesar de esta horrible instancia era mejor que se fueran hasta que se pudiera solucionar todo, y que hicieran correr el rumor en el pueblo de que su hija se había suicidado. Así en esa fría y oscura noche partieron en silencio, pero no fue el único, para que no lo descubrieran Don Juan y Pichinche robaron objetos de valor y huyeron sin dejar rastro.

Tres días después se encuentran en una sesión de la corte y uno de los vasallos del rey le comenta que Sonia se había suicidado, el rey no lo puede creer y manda a llamar al conde Claudio, cuando llega Claudio piden que los dejen solos y le cuenta lo sucedido, Claudio cerró los ojos y con leve voz casi como un susurro dijo que no pudo con su vergüenza. Cuando estaban hablando llego Tiburcio acompañado con el hermano del rey y de su lacayo que venían amarrados, el rey inmediatamente asombrado le dice que porque tiene a su hermano y al lacayo amarrados. Tiburcio le dice que ellos fueron los causantes de esa horrible confusión, Claudio sorprendido le pregunta porque y Tiburcio amenaza con un cuchillo a Don Juan para que confiese y Don Juan confiesa que todo fue un error que lo hizo por causar la separación de Claudio y Sonia, Claudio se llena de ira e intenta matar a Don Juan pero el rey lo detiene y con los ojos llorosos pide que se lleven al hermano y al lacayo a los calabozos, Claudio se arrodilla ante Tiburcio y le pide perdón que el fue víctima de una confusión, Tiburcio le agradece irónicamente por ser uno de los causantes de la muerte de su hija, que para obtener perdón la única persona que debía recibirlas estaba muerta, que era mejor que fuera al panteón y le pidiera perdón.

Esa noche Claudio fue a las puertas del panteón y con un grito ensordecedor pidió perdón, hubo un silencio y Claudio se arrodillo a llorar desconsoladamente cuando de repente escucho una voz muy dulce que le pregunto “porque lloras” y Claudio contesto que porque había perdido a su razón de ser, la dulce voz contesto que eso no era cierto que no sufriera mas y que aceptaba sus disculpas pues su amor era más grande que su odio, Claudio subió la mirada y se dio cuenta que era la bella Sonia, se levando y la abrazo muy fuertemente y la beso como aquel día que se entero que su mejor amigo pidió la mano de su amada para él.

SABRINA GODOY

1 comentario:

  1. Muy buen relato. Casi un Romeo y Julieta. Me gusta como ambientas la historia en un espacio distinto al nuestro.
    Siendo el primero, cuidaste mucho más la escritura.
    Muy bien Sabrina, muy bien.
    5.0

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